¿Se puede conducir con la enfermedad de Parkinson?

A medida que avanza la enfermedad de Parkinson, los síntomas que la acompañan pueden afectar a la capacidad de una persona para conducir.
Éste puede ser un tema delicado y, en ocasiones, peliagudo. Dado que la conducción se asocia a la independencia, las personas que viven con EP pueden considerar las restricciones a la conducción como un recorte más de sus libertades.
Afortunadamente, muchas personas con Parkinson pueden seguir conduciendo con seguridad durante años, sobre todo en las primeras fases de la enfermedad. A medida que la enfermedad avanza, es más importante vigilar los síntomas, comprender los cambios y adaptar los hábitos de conducción en consecuencia.
A continuación te explicamos cómo afecta la EP a la capacidad para conducir y las prácticas que puedes poner en práctica para fomentar hábitos de conducción seguros.
Síntomas y efectos secundarios de la EP que afectan a la conducción
Las personas que padecen la enfermedad de Parkinson experimentan diversos efectos secundarios que pueden afectar a su capacidad para conducir. Entre ellos se incluyen el control motor, los cambios cognitivos y los efectos secundarios de la medicación.
Síntomas como temblores, rigidez y bradicinesia (lentitud de movimientos) pueden dificultar la realización de los movimientos rápidos y precisos necesarios para conducir.
Por ejemplo, los temblores pueden interferir en la capacidad de una persona para mantener un agarre firme del volante. Del mismo modo, la rigidez y la bradicinesia pueden dificultar la capacidad para cambiar rápidamente de pedal o girar el volante con rapidez en respuesta a las condiciones del tráfico. Estas limitaciones físicas dificultan la conducción y aumentan el riesgo de accidentes.
Los cambios cognitivos asociados a la enfermedad de Parkinson también desempeñan un papel crucial en la seguridad al volante. La EP puede afectar a la conciencia espacial, el tiempo de reacción y la capacidad para tomar decisiones.
Las personas que padecen Parkinson pueden tener cada vez más dificultades para juzgar las distancias entre vehículos, anticiparse a las acciones de otros conductores o reaccionar con prontitud ante cambios repentinos en los patrones de tráfico. La EP también puede provocar una disminución de la atención y la concentración, lo que compromete la capacidad de conducción.
Además, la medicación para la EP, incluida la levodopa, la amantadina y los agonistas dopaminérgicos y anticolinérgicos, puede tener efectos secundarios como somnolencia, mareos, visión borrosa y confusión. Conducir mientras se toman estos medicamentos puede suponer un riesgo importante para la seguridad.
Conducción segura con EP

Garantizar la seguridad al volante es primordial para las personas que viven con la enfermedad de Parkinson. He aquí varias estrategias para ayudar a mantener la seguridad en la carretera.
Evaluaciones médicas periódicas
Es esencial mantenerse en estrecho contacto con un profesional sanitario para controlar la evolución de los síntomas.
Las revisiones periódicas pueden ayudar a ajustar la medicación y los tratamientos para optimizar el estado de la persona para la conducción. Los neurólogos o los especialistas en trastornos del movimiento también pueden evaluar las funciones cognitivas y las habilidades motoras, proporcionando recomendaciones específicas sobre la conducción.
Evaluaciones de conducción
Las evaluaciones de conducción especializadas realizadas por terapeutas ocupacionales o especialistas certificados en rehabilitación de la conducción pueden evaluar la capacidad de una persona para conducir con seguridad.
Estas evaluaciones tienen en cuenta los retos específicos que plantea el Parkinson y ofrecen asesoramiento personalizado, que puede incluir modificaciones del vehículo, técnicas de conducción adaptativa o recomendaciones sobre cuándo reducir o cesar las actividades al volante.
Adaptar los hábitos de conducción
Modificar los hábitos de conducción puede aumentar considerablemente la seguridad.
Esto puede implicar evitar conducir durante las horas punta de tráfico, con mal tiempo o de noche si los síntomas visuales o cognitivos empeoran en estas condiciones. Planificar rutas conocidas y menos congestionadas también puede reducir el estrés y la dificultad de conducir.
Modificaciones del vehículo
Existen diversos equipos de adaptación y modificaciones del vehículo para satisfacer las necesidades del conductor, como mandos manuales para quienes tienen dificultades para utilizar los pedales normales, fundas en el volante para un mejor agarre y asientos giratorios para facilitar la entrada y salida del vehículo.
Aprovechar la tecnología
Los vehículos modernos con funciones de seguridad avanzadas, como el frenado automático, el asistente de mantenimiento de carril y el control de crucero adaptativo, pueden ayudar a compensar algunos de los retos a los que se enfrentan los conductores con Parkinson. El uso de dispositivos GPS para la navegación también puede reducir la carga cognitiva al proporcionar indicaciones claras giro a giro.
Planes de transporte alternativo
Disponer de un plan de medios de transporte alternativos es crucial.
Esto puede incluir el uso de transporte público, servicios de viajes compartidos o recursos comunitarios para ayudar a las personas con problemas de movilidad. Saber que existen alternativas fiables puede facilitar la transición si conducir resulta demasiado inseguro.
Educar a amigos y familiares
Es esencial que amigos y familiares comprendan el impacto del Parkinson en la conducción. Las conversaciones abiertas sobre los cambios observados en las capacidades de conducción pueden fomentar la adopción de medidas proactivas hacia la seguridad sin esperar a que se produzca un incidente.
Lleve una pulsera de identificación médica
Por desgracia, no es infrecuente que las personas con enfermedad de Parkinson sean confundidas con alguien bajo los efectos de las drogas o el alcohol. Una forma sencilla de señalar su diagnóstico es llevar un collar/pulsera de alerta médica o una tarjeta de identificación médica consigo en todo momento.
De este modo, los temblores, la dificultad para hablar, los problemas de equilibrio u otros síntomas no se sacan de contexto. También es útil tener una aplicación de salud en el teléfono por si necesitas comunicar tu diagnóstico de forma eficaz.
Alternativas de transporte

Para las personas que viven con la enfermedad de Parkinson, la progresión gradual de los síntomas puede hacer necesario explorar alternativas a la conducción para mantener la independencia y la movilidad.
Afortunadamente, existen varias opciones de transporte, cada una con sus propias ventajas.
Transporte público
El transporte público suele ser rentable y reduce el estrés asociado a la conducción, y muchas ciudades ofrecen accesibilidad y tarifas reducidas a las personas con discapacidad. Es importante evaluar si la movilidad y las funciones cognitivas de la persona se ajustan a las exigencias del uso del transporte público, como la navegación por horarios y la gestión de transbordos.
Servicios de paratránsito
Muchas comunidades ofrecen servicios de paratránsito para personas que no pueden utilizar el transporte público normal debido a una discapacidad.
Estos servicios ofrecen transporte de puerta a puerta y están diseñados para adaptarse a las necesidades específicas de los usuarios, incluidos aquellos con ayudas para la movilidad. Los requisitos de solicitud y elegibilidad varían, por lo que se recomienda ponerse en contacto con las autoridades de tránsito locales para obtener información.
Servicios de transporte compartido y taxi
Las aplicaciones de transporte compartido (como Uber y Lyft) y los servicios tradicionales de taxi ofrecen un transporte cómodo de puerta a puerta sin necesidad de poseer un vehículo personal ni de mantenerlo.
Estos servicios pueden ser útiles para ir al médico, hacer la compra o acudir a actos sociales. Aunque son más caros que el transporte público, ofrecen mayor flexibilidad e inmediatez.
Lanzaderas comunitarias/Servicios de transporte para personas mayores
Algunas comunidades, centros de mayores u organizaciones ofrecen servicios de transporte diseñados para personas mayores o discapacitadas.
Estos servicios suelen atender necesidades cotidianas, como citas médicas, salidas de compras o actividades sociales, y constituyen un valioso recurso para las personas con movilidad limitada.
Programas de conductores voluntarios
Las organizaciones sin ánimo de lucro y algunos centros sanitarios ofrecen programas de conductores voluntarios, en los que los voluntarios se encargan del transporte a citas médicas, tiendas de comestibles y otros destinos esenciales. Estos programas pueden ofrecer un servicio más personalizado, a menudo con la ventaja añadida de la compañía.
A pie o en bicicleta

Para las personas con síntomas leves y buena movilidad, caminar o recorrer distancias cortas en bicicleta puede ser una forma excelente de mantenerse activas e independientes. Sin embargo, es esencial tener en cuenta la seguridad y la capacidad de la persona para sortear el tráfico y las aceras con seguridad.
Scooters de movilidad o sillas de ruedas eléctricas
Los scooters de movilidad o las sillas de ruedas eléctricas pueden ofrecer a las personas con problemas de movilidad importantes la posibilidad de desplazarse de forma independiente en distancias cortas, por ejemplo en barrios o centros comerciales.
Familia y amigos
Recurrir a familiares y amigos para el transporte puede ser una opción práctica y reconfortante, que ofrece interacción social y movilidad. Al explorar estas alternativas, es fundamental tener en cuenta las necesidades, capacidades y niveles de comodidad específicos de la persona, así como la disponibilidad y accesibilidad de las opciones en su zona.
La transición de la conducción al transporte alternativo requiere un ajuste, pero con el apoyo y los recursos adecuados, las personas que viven con la enfermedad de Parkinson pueden seguir llevando una vida activa y plena.
Señales de que ya no es seguro conducir

Varias señales pueden indicar que ya no es seguro que usted o un ser querido se pongan al volante. Por ejemplo:
- Aumento de la confusión o desorientación
- Tiempos de reacción lentos
- Aumento de los problemas de visión
- Estrés y ansiedad durante la conducción
- Casi accidentes o accidentes leves
- Problemas con la multitarea
- Perderse con frecuencia
- Multas de tráfico
- Mostrar un comportamiento errático al volante, como desviarse hacia otros carriles.
Esté atento a estas señales, que pueden requerir cambios más inmediatos en los hábitos de conducción de una persona.
Sea proactivo y manténgase seguro
A medida que las personas con enfermedad de Parkinson y sus familias se enfrentan a cambios en los síntomas, es crucial mantener conversaciones abiertas sobre la seguridad al volante, considerar evaluaciones periódicas por parte de profesionales sanitarios y explorar modos alternativos de transporte si es necesario.
Al mantenerse informados y proactivos, los individuos con Parkinson pueden hacer ajustes que prioricen la seguridad mientras mantienen tanta independencia como sea posible.
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