Guía de síntomas no motores de la enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson suele asociarse a sus efectos visibles en las capacidades motoras, como temblores, rigidez, calambres y equilibrio. Sin embargo, las habilidades no motoras a veces se ven igualmente afectadas, si no más, en las personas con Parkinson:
- Problemas de sueño
- Problemas de salud intestinal
- Dificultades para comer y tragar
- Fatiga
- Dolor
- Vértigo y mareo
- Problemas sensoriales
- Problemas de comunicación
- Problemas de salud mental
Los problemas no motores de la EP pueden aparecer años antes del diagnóstico e influir significativamente en el bienestar general y la salud mental de una persona. Por eso es esencial conocer los signos, los síntomas y los tratamientos.
A continuación se ofrece un resumen de los síntomas no motores más comunes de la enfermedad de Parkinson, sus causas y consejos para su tratamiento.
Problemas de sueño
Los trastornos del sueño son comunes en las personas que viven con EP. Pueden estar causados por alteraciones cognitivas asociadas a la enfermedad, por los medicamentos utilizados para tratar la EP y por trastornos mentales como la ansiedad y la depresión.
Las personas con Parkinson pueden experimentar los siguientes problemas de sueño:
- Alteraciones del ritmo circadiano, que afectan al ciclo sueño-vigilia.
- Nicturia, una afección que hace que una persona se despierte con frecuencia para orinar.
- Apnea del sueño, que provoca lapsus respiratorios.
- Trastorno del comportamiento durante el sueño REM, en el que las personas, sin saberlo, representan sus sueños en la vida real.
- Síndrome de piernas inquietas, un signo temprano de EP que afecta a entre el 30% y el 80% de las personas que padecen la enfermedad.
Gestión de los problemas del sueño
Mantener una higiene del sueño adecuada es fundamental para controlar los trastornos del sueño comunes asociados a la enfermedad de Parkinson. Incorporar un horario regular de sueño y vigilia, una rutina nocturna y ejercicio diario puede ayudar a mejorar estos síntomas.Una máquina CPAP puede aliviar los síntomas de trastornos más graves como la apnea del sueño.
Problemas de salud intestinal

Los estudios sobre los vínculos entre los problemas gastrointestinales y la enfermedad de Parkinson son relativamente nuevos. Los investigadores han descubierto que las personas con EP suelen tener menos células nerviosas en los intestinos, lo que afecta a la funcionalidad del sistema nervioso entérico. Esto puede provocar los siguientes problemas gastrointestinales:
- Estreñimiento
- Diarrea
- Hinchazón
- Incontinencia
- Pérdida de peso y malnutrición
- Acidez estomacal y reflujo ácido
- Dificultad para tragar (disfagia)
Controlar los problemas de salud intestinal
A la hora de gestionar la salud intestinal, el primer paso consiste en incorporar una dieta sana y nutritiva y una hidratación diaria. Ciertos alimentos influyen significativamente en la digestión y pueden ayudar a regular el microbioma intestinal. Es posible que tenga que explorar con su médico las opciones de medicación y terapia para los efectos secundarios más graves, especialmente para los problemas de deglución.
Dificultades para comer y tragar
La enfermedad de Parkinson puede afectar significativamente a la capacidad de una persona para comer y tragar. Estas acciones son procesos complejos que requieren una coordinación precisa de varios músculos y nervios. Los síntomas pueden incluir:
- Disfagia (dificultad para tragar): La disfagia puede ser un problema importante en la enfermedad de Parkinson. Las personas pueden experimentar problemas para tragar alimentos, líquidos o saliva, lo que puede provocar tos, asfixia o sensación de que la comida está atascada en la garganta.
- Babeo: Debido a una menor frecuencia de deglución, las personas con Parkinson pueden babear. No es que produzcan más saliva, sino que tragan con menos frecuencia, lo que provoca una acumulación de saliva que puede derramarse por la boca.
- Lentitud al comer: Los síntomas de movimiento (motores), como la lentitud de movimientos(bradicinesia) y los temblores, pueden hacer que el acto físico de comer requiera más tiempo. El uso de utensilios puede resultar complicado y puede ser necesario cortar los alimentos en trozos más pequeños o hacerlos puré.
- Dificultad para masticar: La rigidez y la falta de coordinación muscular pueden dificultar la correcta masticación de los alimentos. Esto puede llevar a tragar trozos más grandes de comida, aumentando el riesgo de atragantamiento.
- Neumonía por aspiración: Se trata de una complicación grave que puede producirse si se inhalan alimentos o líquidos hacia los pulmones debido a la dificultad para tragar. Puede provocar neumonía, una causa frecuente de muerte en las últimas fases de la enfermedad de Parkinson.
Problemas de alimentación y deglución
Un tratamiento eficaz implica un enfoque multidisciplinar, que incluya logopedas, dietistas, terapeutas ocupacionales y neurólogos.
Las estrategias incluyen modificaciones de la dieta, ajustes de los hábitos alimentarios (como cortar los alimentos en trozos pequeños o hacer purés), ejercicios para mejorar la función de deglución, ajustes de la medicación y, a veces, sondas de alimentación en fases avanzadas.
Fatiga

La fatiga se caracteriza por un profundo agotamiento mental o físico que no mejora con el descanso. Se diferencia de la somnolencia en que una persona que experimenta fatiga puede no sentir necesariamente la necesidad de dormir.
Aunque aún se desconoce la causa de la fatiga en las personas con EP, los investigadores especulan con que es en parte el resultado de los agotadores síntomas motores del Parkinson, como los temblores y la rigidez. La fatiga también puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos o de trastornos del sueño relacionados con la EP.
Controlar la fatiga
La investigación para comprender la fatiga es continua. Actualmente, no existen tratamientos o terapias que eliminen este síntoma.
Sin embargo, la incorporación de prácticas específicas de salud y bienestar a la rutina diaria puede tener un impacto. Entre ellas se incluyen el ejercicio diario, la ingesta de alimentos nutritivos, el mantenimiento de una rutina de sueño regular y la colaboración con el médico para identificar cómo la combinación de medicamentos o suplementos puede empeorar potencialmente los síntomas.
Dolor
El dolor es un síntoma común de la enfermedad de Parkinson que se presenta en un espectro y a través de cinco categorías generales:
- El dolor musculoesquelético es el tipo de dolor más frecuente en la enfermedad de Parkinson y suele estar relacionado con la rigidez y la movilidad reducida. Puede sentirse como un dolor sordo muscular o articular y afectar a cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, se experimenta comúnmente en el cuello, la espalda, las caderas y las extremidades.
- Dolor relacionado con la distonía: La distonía en la enfermedad de Parkinson se refiere a contracciones musculares involuntarias que dan lugar a posturas o movimientos anormales. Al despertar, esto puede provocar calambres y dolor, a menudo en los pies o las manos.
- Acatisia: es una sensación de inquietud e incomodidad que no puede satisfacerse moviéndose. Puede sentirse como una profunda tensión interna o dolor.
- Dolor central: Este tipo de dolor es menos conocido, pero se origina en el cerebro y puede ser intenso. Las personas con Parkinson lo describen como un dolor ardiente, punzante o agudo, que puede ser generalizado o localizado en una zona específica. Suele ser resistente a los tratamientos típicos del dolor intenso.
- Radiculopatía: Dolor provocado por un problema en las raíces nerviosas de la columna vertebral. Puede provocar dolor agudo de tipo eléctrico o entumecimiento y debilidad en las partes del cuerpo a las que llega el nervio afectado.
Además de lo anterior, muchas personas con Parkinson sufren también dolores secundarios relacionados con caídas, inmovilidad, problemas posturales o fracturas. A medida que avanza la enfermedad, estos pueden ser cada vez más problemáticos.
Control del dolor
El tratamiento del dolor en la enfermedad de Parkinson puede ser complejo y a menudo requiere un enfoque interdisciplinario, que abarca tratamientos farmacológicos, fisioterapia, trabajo con un especialista en trastornos del movimiento y otras intervenciones.
Vértigo y mareo

El vértigo y los mareos son más frecuentes en las personas mayores que padecen Parkinson y contribuyen a la sensación de dar vueltas, desvanecimiento y aturdimiento. Puede deberse a una bajada de la tensión arterial relacionada con la hipotensión ortostática (OH), a medicamentos como antibióticos, antipsicóticos, analgésicos o al tratamiento de estimulación cerebral profunda (ECP).
Control del vértigo y los mareos
Los cambios en la dieta y el estilo de vida son la primera línea de defensa para controlar el vértigo y los mareos. Estos cambios pueden incluir aumentar la hidratación, elevar las piernas al sentarse, aumentar la ingesta de sal y elevar la cabecera de la cama.
Cuestiones sensoriales
La enfermedad de Parkinson puede afectar a los sentidos de varias maneras, entre ellas:
- Olfato: La disminución del sentido del olfato, o hiposmia, es uno de los primeros signos de la enfermedad de Parkinson. Puede producirse años antes de que comiencen los síntomas motores. Algunas personas pueden perder completamente el sentido del olfato, lo que se conoce como anosmia.
- El gusto: Muchas personas con Parkinson informan de una disminución del sentido del gusto, que a menudo acompaña a la pérdida del olfato. Esto puede afectar al disfrute de la comida y provocar cambios de peso.
- El tacto: El Parkinson puede alterar la percepción del tacto. Algunas personas informan de una mayor sensibilidad a la temperatura o al tacto, mientras que otras pueden tener una respuesta disminuida.
- Visión: Los cambios visuales en el Parkinson pueden incluir visión borrosa, visión doble, alucinaciones visuales o dificultad para percibir la profundidad. Pueden deberse a problemas de control de los movimientos oculares o a otros problemas oculares, como la sequedad ocular.
- Audición: Aunque no es tan frecuente, algunas personas con Parkinson pueden experimentar cambios en la audición, como una menor capacidad para oír determinadas frecuencias o una mayor sensibilidad a ciertos sonidos.
Gestión de los problemas sensoriales
El tratamiento de los problemas sensoriales depende en gran medida del tipo de problema experimentado y de su gravedad. También es crucial tener en cuenta que algunos problemas sensoriales, como las alucinaciones visuales, pueden no estar causados directamente por el Parkinson, sino que pueden ser efectos secundarios de la medicación o estar relacionados con otras enfermedades coexistentes.
El tratamiento de estos síntomas requiere un enfoque multidisciplinar y estrategias de atención individualizadas.
Cuestiones de comunicación

La enfermedad de Parkinson suele afectar a los sistemas críticos que influyen en un habla clara y articulada. Entre ellos se encuentran la respiración, la fonación (cierre de las cuerdas vocales) y los músculos de la lengua y la garganta que contribuyen a la articulación. El resultado es un habla blanda o a veces arrastrada.
Además, síntomas como el enmascaramiento facial (cuando los músculos de la cara están rígidos) pueden dificultar la transmisión de significado o animación. Por lo tanto, el enmascaramiento facial dificulta la comunicación de emociones. La cadencia del habla también puede verse afectada en las personas con EP, haciendo que hablen lenta o rápidamente.
Gestión de los problemas de comunicación
La mejor práctica para tratar los problemas del habla y la comunicación es trabajar con un logopeda. Los logopedas evalúan y tratan a personas con un amplio espectro de problemas del habla y pueden ayudar a sugerir estrategias personalizadas de tratamiento.
Problemas de salud mental
La enfermedad de Parkinson puede tener un marcado impacto en las emociones y el estado de ánimo en general. Además de la ansiedad asociada al diagnóstico de EP, los cambios biológicos, incluida la pérdida de dopamina, pueden empeorar síntomas como la apatía, la ansiedad y la depresión grave:
- Apatía: pérdida de interés por las actividades habituales y las aficiones, que conduce al aislamiento y la evitación.
- Ansiedad: sentimientos de nerviosismo y preocupación que contribuyen a acelerar los pensamientos y a inquietar la mente.
- Depresión: sentimientos persistentes de desesperanza y tristeza acompañados de pérdida de motivación.
Gestión de problemas de salud mental
Los problemas de salud mental pueden tratarse con medicación, terapia o una combinación de ambas. Además, incorporar a la rutina ejercicio regular, comidas sanas, un horario de sueño regular y meditación puede ayudar a aliviar los síntomas asociados a la apatía, la ansiedad y la depresión.
La enfermedad de Parkinson: Más que un trastorno del movimiento

Aunque la enfermedad de Parkinson es conocida como un trastorno del movimiento, los síntomas no motores pueden ser igualmente debilitantes. Si sospecha que padece uno o varios de estos síntomas, es esencial que consulte a un profesional sanitario. Es vital seguir un plan de tratamiento para mantener la mejor calidad de vida.
Para obtener recursos y acceso a una red de apoyo, no dude en ponerse en contacto con PCLA: estaremos encantados de ayudarle a vivir su mejor vida con Parkinson.
Done hoy,
cambiará vidas para siempre
PCLA funciona gracias a las generosas contribuciones de personas como usted.
Por favor, considere la posibilidad de donar hoy para que podamos seguir proporcionando apoyo crítico a los afectados por el Parkinson.